martes, 16 de junio de 2009

lunes, 15 de junio de 2009

Alteraciones Psicomotoras

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO DE PSICOMOTRICIDAD

Y LOS TRASTORNOS PSICOMOTORES

La palabra psicomotor apareció por primera vez en la literatura en el año 1872, cuando el neurólogo Landois (citado por Vigarello, 1979) designa con este término un área cortical cuya estimulación eléctrica genera un movimiento de una parte del cuerpo. Se comenzó a tratar como histeria, afección “órgano-psicológica” limitando la motilidad de la persona atacada: la representación de la acción no producía la acción por ausencia de la voluntad de actuar; es uno de los primeros ejemplos claramente definido de las dificultades relacionales psiquismo-motricidad. Este trastorno relacional neurótico era asociado a síntomas neurológicos traduciéndose en trastornos funcionales orgánicos y trastornos psíquicos (Rigal, 1901).

La hipnosis, largamente utilizada por Charcot a fines del siglo XIX, restablece esta relación entre la idea del movimiento y el movimiento como tal, suprimiendo el blocaje del sujeto, estableciendo en cambio una forma de dependencia del paciente con relación al médico (Rigal, 1901).

A principio del siglo XX, Tissié (en Rigal, 1901), usando transformaciones sistematizadas de movimientos, declara actuar sobre la actividad global del sujeto y poder impedir la aparición de trastornos mentales o suprimirlos, estableciendo así lazos entre el pensamiento y el movimiento devolviendo el paciente autonomía.

Luego la psicomotricidad surge con fuerza en Francia y el pionero en utilizar el término es Dupre, 1907 (en Cobos 1999), enfatizando las estrechas relaciones que unen las anomalías psíquicas y las motrices, describiendo la debilidad motriz. Wallon, 1925 (en Cobos, 1999), subraya la importancia de la función tónica que origina la comunicación y las emociones. Piaget (en Cobos, 1999) afirma que la acción es el origen de la comunicación y de las emociones.

Sin embargo, es con Ajurriaguerra (en Cobos, 1999) cuando la psicomotricidad se constituye en una práctica específica aportando métodos y técnicas. Ajurriaguerra ilustra además, mejor que cualquiera, el pasaje de una a otra de las vías psicomotrices. Inicialmente, contribuyó a la búsqueda de los orígenes de los trastornos del lenguaje, de la escritura y del cálculo, para asegurar su reeducación psicomotriz, antes de integrar en la teoría los elementos de la terapia psicomotriz salidos del psicoanálisis. Una de las causas posibles de los trastornos y mencionados por este autor, sería un retraso de la maduración que actuaría sobre el desarrollo del tono muscular, del lenguaje y de la organización espacio-temporal. Es decir, él fue el pionero en este campo, creó la Terapia Psicomotriz en 1959, además consideró que los comportamientos psicomotores están siempre en función de las emociones y de la afectividad del sujeto (Cobos, 1999).

En 1969, con la publicación de su libro “Educación psicomotriz y retraso mental”, esta disciplina logra su autonomía y se convierte en una actividad educativa original con objetivos y medios propios.

Durante los años 70, es la relación del individuo con los demás que se convierte en el último polo de la teoría psicomotriz y a la cual el psicoanálisis iba a dar lo esencial de sus cimientos teóricos (Cobos, 1999).

Benrais, 1988 (en EIPS, 2009) avala lo dicho por Ajurriaguerra, ya que señala que "la noción de vida afectiva está eminentemente enlazada con la actividad motora. Actitudes, gestos y posturas, aparecen como otras tantas características de la personalidad".

Lecoyer, R. 1991 (en EIPS, 2009) considera "La Psicomotricidad como el conjunto de comportamientos motores en función de su relación con el psiquismo".

En el DSM-IV, se describe únicamente el trastorno del desarrollo en la coordinación motora. En sus criterios diagnósticos no incluye la nota baja en pruebas estandarizadas de coordinación, a pesar de que tales pruebas existen. En cambio se habla de una coordinación motora "por debajo del nivel esperado", que se manifiesta por un retraso en actividades motoras básicas (pasear, arrastrarse, sentarse), por la frecuencia con que al sujeto se le caen las cosas al suelo ("pastosidad"), rendimiento pobre en el deporte o déficit de escritura, sin que pueda atribuirse a enfermedades musculares, parálisis cerebral ni a hemiplejia.

Es por ello la relevancia de conocer estos trastornos, para poder enfrentarnos correctamente a una eficaz intervención pedagógica.

IMPORTANCIA DEL ESTUDIO Y CONOCIMIENTO

DE LOS TRASTORNOS PSICOMOTORES

Como se ha mencionado anteriormente los trastornos motores son un retraso en actividades motoras básicas, con distintas características, es por ello la real importancia de conocerlos, ya que las manifestaciones de cada trastorno son estrechamente individuales de cada caso, pese a caracterizarse por unos rasgos básicos comunes.

Es por ello que se ha seleccionado esta temática, ya que es un tema del cual como futuros educadores diferenciales nos compete y compromete profundamente, pues nuestro trabajo consistirá precisamente en ayudar a los estudiantes que presenten diferentes dificultades de aprendizaje en el aula.

Los trastornos psicomotores afectan el proceso de enseñanza-aprendizaje, incidiendo principalmente en el lenguaje oral y escrito, extendiéndose desde la construcción de conceptos, hasta aspectos esenciales de la personalidad de un sujeto, mencionado anteriormente por Ajurriaguerra (en Cobos 1999) y por Benrais, 1988 (en EIPS, 2009) en donde consideran que los comportamientos psicomotores están siempre en función de las emociones, es decir, de la afectividad del sujeto.

Es por ello la importancia de estar al tanto de estos trastornos, conocer sus distintas características, métodos de diagnósticos, y sobre todo los diversos tratamientos que se han desarrollado con el fin de mejorar las condiciones y oportunidades educativas del niño.

En algunos casos de alteraciones motoras, ha sido difícil determinar los grados de mejoría, sin embargo, existen estudios de tratamientos efectivos (los cuales se trataran más adelante) que ayudan a la rehabilitación eficaz, además se conoce la relevancia de la estimulación temprana, ya que la hiperestimulación ayuda benéficamente a todos los tratamientos, ya que éste actúa adoptando medidas para facilitar el crecimiento y desarrollo del niño estimulado, conjuntamente con los procesos de maduración y aprendizaje.

Para lograr estos objetivos se necesita trabajar en equipo, con profesionales sanitarios tales como psicólogos, fisioterapeutas, psicopedagogos, logopedas, terapia ocupacional, médicos, cuidadores y la propia familia, todos involucrados para desarrollar al máximo el potencial psicomotor del niño.

Como queda explícito existen personas especializadas para apoyarlos profesionalmente, además los científicos y médicos siguen estudiando para encontrar más métodos efectivos para la recuperación de estos niños. No obstante, es de suma importancia informarse sobre este tema, tanto los pedagogos, como los padres y en general toda la sociedad, ya que a veces por ignorancia no se da el adecuado diagnóstico o tratamiento a estas personas o simplemente son discriminadas (Marqués, 2009).

En nuestras aulas encontraremos una diversidad de alumnos/as lo que nos obliga a que como educadores, trabajemos y conozcamos sus posibilidades cognitivas a nivel de aprendizaje y comunicación, teniendo claro que absolutamente todos ellos son capaces, con ayuda temprana, de superar sus limitaciones, influyendo notablemente las expectativas que nosotros tenemos respecto a ellos.

Es por ello que uno de los aspectos centrales a tratar dentro del presente trabajo, son los trastornos del desarrollo psicomotor, sin embargo, para lograr entenderlos debemos saber: cuál es desarrollo motor normal y qué es la psicomotricidad y su trabajo; por lo cual explicamos una cronología del desarrollo de la psicomotricidad en los diferentes estadios de la vida del niño, a pesar de que no se pueden establecer parámetros psicomotores se comprende mejor observando cuales son los datos más significativos de ciertos estadios concretos. Para ello se puede emplear la clasificación de Osterrieth, 1997:

Primer estadio (0 – 15 meses).

El recién nacido va a comenzar a adquirir las cualidades motoras, sensitivas, afectivas, intelectuales, los que se especificarán en estadios posteriores.

La motricidad se reduce en un principio a movimientos incoordinados y espasmódicos. Segundo estadio (1 – 3 años)

El niño accede a la representación, hasta este momento el pensamiento va ligado a la acción, a partir de ahora comenzará la liberación de uno con respecto al otro. La adquisición de la marcha ofrece al niño una dimensión diferente de lo que le rodea y por tanto un mayor dominio de la témporo-espacialidad.

Tercer estadio (3 – 6)

Es el momento de las proezas motoras que poco a poco se orientaran a un resultado: domina la marcha, la carrera, las actividades manipulativas. Hay una exuberancia motora y sensorial: el movimiento es suelto, libre, espontáneo, gracioso y armónico. Imita todo lo que ve y oye. Existe un gran dominio espaciotemporal.


Cuarto estadio (6 – 9 años).

Toda la espontaneidad motora tiende a desaparecer pues el medio restringe su libertad de movimiento. Realiza actividades de resistencia y coordinación precisa. Hay una mayor disociación pensamiento-acción.

En este periodo el niño accederá al pensamiento operativo. Tiene ya capacidad de autocrítica y reversibilidad.

Quinto estadio (9 – 12 años).

Hay un control preciso de la motricidad tanto gruesa como fina. Se va alejando afectivamente de sus padres para entregarse al grupo. Las cosas y personas exteriores interesan más que el mismo.

Como queda explícito no se pude generalizar, sin embargo, es relevante conocer estas etapas para saber cual es el problema base de los niños con trastornos motores a su vez es necesario perfeccionarse en qué es la psicomotricidad, su función e importancia en el desarrollo psicomotor de los individuos y conocer los componentes principales del sistema motor.

CONCEPTO DE PSICOMOTRICIDAD

Uniendo el significado de sus dos componentes (psico y motricidad), puede definirse la psicomotricidad como: una relación mutua entre la actividad psíquica y la función motriz, gracias a esta relación es posible considerar que, aunque la base de la psicomotricidad sea el movimiento, éste no es sólo una actividad motriz, sino también una actividad psíquica consciente, que es provocada ante determinadas situaciones motrices. La función motriz, en definitiva, no es nada sin el aspecto psíquico; por la intervención del psiquismo, el movimiento se convierte en praxia, es decir, un portador de respuesta, de intencionalidad y de significación (Cobos, 1999).

La psicomotricidad estudia la influencia del movimiento en la organización psicológica general, ya que asegura el paso del cuerpo anatomofisiológico del cuerpo cognitivo y afectivo (Cobos, 1999).

La psicomotricidad se contempla desde dos puntos de vista: el neurológico, con sus sistemas reguladores del movimiento voluntario, de la actividad automatizada y del equilibrio interno; y del psicológico, que considera al movimiento como relación y comunicación con los demás seres humanos al permitir el contacto, la acomodación al mundo exterior y el poder actuar en el medio ambiente (Grupo Asesor Técnico Euroméxico, 2007).

Numerosas investigaciones llevadas a cabo tanto en campo de la neurología y la psicopatología, como en pedagogía y la psicología infantil, han demostrado de forma concluyente el papel de la psicomotricidad en la organización de la “personalidad del niño” (Grupo Asesor Técnico Euroméxico, 2007).

Estudios realizados muestran que todos han partido de dos niveles. Por un lado, la perspectiva neurológica que ha subrayado los aspectos anatomofuncionales de la motricidad y sus relaciones; y por otro, la perspectiva psicológica que se ha esforzado por precisar la evolución e involución de las funciones motrices destacando su importancia en el desarrollo de la “inteligencia”, en su retraso y deterioro (Cobos, 1999).

Desde la perspectiva de la EIPS 2009, la Psicomotricidad es la historia de la personalidad a través del lenguaje no verbal y del movimiento. Se refiere siempre al individuo de una manera global; es decir, abarcando lo físico, psíquico, social y cognitivo, es por ello necesario conocer los componentes del sistema motor.

Componentes principales del Sistema Motor

Existen tres componentes principales del sistema motor implicados en la producción del movimiento voluntario: las vías corticospinales que pasan a través de las pirámides bulbares y conectan la corteza cerebral con los centros motores inferiores del tronco del encéfalo y la médula espinal; los ganglios basales, cuyas eferencias son dirigidas sobre todo proximalmente a través del tálamo a la corteza cerebral; y el cerebelo que constituye el centro de la coordinación motora (Avaria, 2005).

Las lesiones o daños en estas zonas traen consecuencias como:

· Debilidad muscular o parálisis completa del movimiento voluntario y espasticidad (incremento del tono muscular y reflejos tendinosos profundos exaltados).

· Discinesias, hipercinesia, hipocinesia y cambios del tono muscular y la postura.

Luego de entender cuál es la funcionalidad de la psicomotricidad y de sus componentes principales del sistema motores es hora de exponer los trastornos motores, su etiología, su influencia en problemas de aprendizaje y sus distintos tratamientos.

TRASTORNOS PSICOMOTORES

Los trastornos del desarrollo psicomotor son muy difíciles de definir. Reflejan siempre alteraciones en las que se ven afectados varios aspectos del desarrollo del niño (Marqués, 2009).

Un niño con trastornos motores presenta de manera transitoria o permanente alguna alteración en su aparato motor, debido a deficiencias en el funcionamiento en su sistema óseo-articular, muscular y/o nervioso, esto representa en distintos grados limitando las actividades que pueden realizar, en comparación con otros niños de su misma edad (Sánchez, 1996). Por lo tanto debe intervenir cuanto antes, pues el trastorno puede ir repercutiendo negativamente en otras áreas del niño, agravando y comprometiendo el desarrollo del niño (Marqués, 2009).

Podemos decir de modo general, que los trastornos psicomotores están estrechamente ligados al mundo afectivo de la persona, es por ello la valoración de contemplar la globosidad del individuo (Marqués, 2009).

El psicomotricista, en su tratamiento, buscará que el niño consiga un mayor dominio sobre su cuerpo y, por tanto que logre más autonomía, el trabajo terapéutico se hará incidiendo tanto sobre el propio cuerpo como sobre las relaciones que este establece en el entorno.

Las manifestaciones de cada trastorno son muy individuales en cada caso, pese a caracterizarse por unos rasgos bastantes comunes. Un examen profundo y completo es básico para detectar las deficiencias y trabajar sobre ellas.

Dentro de los trastornos motores o psicomotores se pueden encontrar 6 esenciales, los cuales afectan directamente el proceso de enseñanza-aprendizaje. A continuación se expondrán sus definiciones y su etiología, además se presentarán sus características psicológicas (cognitivas-afectivas), lingüísticas y del aprendizaje.

Definición y Etiología de los Trastornos Motores

Los trastornos motores difieren en su etiología, de acuerdo a ellas es que pasamos a revisarlos, explicarlos y definirlos, con el fin de aclarar y destacar cada uno de ellos.

El Retardo Psicomotor, conocido también como retardo mental o motor, se define como el retraso o la disminución en el desarrollo de las capacidades mentales o motoras en el recién nacido, sin embargo, este trastorno también puede desarrollarse después del nacimiento, con un deterioro tanto de la función mental como de la función motora.

El conocimiento de retraso psicomotor implica, como diagnóstico provisional que los logros del desarrollo de un niño, durante sus primeros 3 años de vida, aparecen con una secuencia lenta para su edad y/o cualitativamente alterada. Es preciso distinguir el retraso psicomotor global, que afecta no sólo a las adquisiciones motrices sino también al ritmo de aparición de las habilidades para comunicarse, jugar y resolver problemas apropiados a su edad.

En otras ocasiones el retraso es sólo evidente en un área específica, como las adquisiciones posturomotrices, la cual la mayoría de las veces se acompaña de anomalías cualitativas del tono muscular; el lenguaje o las habilidades de interacción social (Narbona, 2000).

El retardo psicomotor en los niños está generalmente relacionado con lesiones o anomalías serias en el sistema nervioso central, haciendo referencia tanto a la falta de desarrollo mental como a la falta de desarrollo motor (Rauch, 2006).

Entre los factores prenatales más comunes que causan retraso psicomotor se mencionan la asfixia (insuficiencia de oxígeno antes o durante el nacimiento), la hemorragia cerebral (sangrado dentro del cerebro), síndrome de rubéola congénita, Toxoplasmosis congénita, anomalías cromosómicas (trisomía 13, trisomía 18, trisomía 21, síndrome del cromosoma X frágil, el síndrome de Prader-Willi, síndrome de Angelman) y por último el síndrome de alcoholismo fetal (Rauch, 2006).

Los factores postnatales que pueden desarrollar un retraso psicomotor son la meningitis o encefalitis, infección por VIH, virus del herpes simple, toxoplasmosis, citomegalovirus. También se mencionan las lesiones en la cabeza, síndrome del bebé sacudido, asfixia, kernicterus (daño cerebral debido a ictericia y cuyas causas abarcan incompatibilidad Rh), hipoglicemia, hipotiroidismo congénito, fenilcetonuria y la hemorragia intraventricular (Rauch, 2006).

La Inestabilidad Psicomotora, es un trastorno motor en el que el niño o niña es incapaz de inhibir sus movimientos y de mantener un esfuerzo de forma constante. Suele predominar la hiperactividad y las alteraciones en los movimientos de coordinación motriz.

Su etiología depende de dos factores:

-Factores orgánicos: por predisposición genética; por un daño cerebral (traumatismos obstétricos, encefalopatías neonatales) (Grupo Asesor Técnico Euroméxico, 2007).

-Factores psicológicos afectivos: carencia afectiva (rechazo materno, fallecimiento de uno de los padres); educación excesivamente rígida y poco afectuosa o su inversa; carencia de autoridad paterna (permisividad) (Grupo Asesor Técnico Euroméxico, 2007).

Otro trastorno motor, importante de mencionar son Las Apraxias, en ella encontramos las Apraxias Infantiles donde el niño posee una incapacidad para ejecutar movimientos apropiados con un fin determinado (conoce el gesto que tiene que hacer pero no es capaz de llevarlo a cabo).

Existen muchos tipos de apraxias y reciben el nombre en función de la localización de su incapacidad:

1.-Apraxia Ideatoria: al niño le resulta imposible conceptualizar ese movimiento.

2.-Apraxia de Realizaciones Motoras: al niño le resulta imposible ejecutar determinado movimiento previamente elaborado. No hay trastorno del esquema corporal sino que se observan movimientos lentos y faltos de coordinación.

3.-Apraxia Constructiva: incapacidad de copiar imágenes o figuras geométricas.

4.-Apraxia Especializada: sólo afecta al movimiento realizado con determinada parte del cuerpo.

5.-Apraxia Postural: referente a la incapacidad de realizar ciertas coordinaciones motrices.

6.-Apraxias Espaciales: el niño muestra dificultad en imitar gestos, por más simples que sean, ya que ha perdido los puntos de referencia fundamentales (de arriba - abajo, derecha - izquierda, adentro - afuera, adelante - atrás).

Las Dispraxias Infantiles son Apraxias leves. En este trastorno el niño presenta una falta de organización del movimiento. No hay lesión neurológica y las áreas que sufren alteraciones son la del esquema corporal y la orientación con respecto al tiempo y el espacio. La dispraxia o también llamada "niño torpe”, ocurre debido a la falta de destreza en las habilidades del desarrollo motor como: gatear, sentarse, andar, dificultad para pararse en un sólo pie, atarse los cordones de los zapatos, subirse el cierre relámpago, manifestándose, también, en la caligrafía (Gómez, 2006).

La Torpeza Motora es otra alteración motora que se define técnicamente como la lentitud o dificultad en el movimiento de las articulaciones, implica una disrupción en la integración de los grupos de músculos agonistas y antagonistas. Aunque la torpeza se define en términos de efectos a nivel básico de los movimientos de las articulaciones, también puede reducir la capacidad para realizar tareas motoras más complejas como montar en bicicleta o dibujar. Las causas son numerosas y pueden tener su origen en el período prenatal (anoxia, infecciones de la madre) hasta las relacionadas con el momento del nacimiento (prematuridad, dificultades) o postnatales (deficiencias vitamínicas). Incluso para algunos autores el origen puede ser de carácter emotivo y no biológico. No existe consenso en las causas pero si en la necesidad de detectarlo prematuramente y tratarlos adecuadamente. Tampoco está definida claramente la relación entre torpeza motriz y capacidad cognitiva. Lo que parece bastante claro es que no existe un prototipo de niño torpe, ya que la torpeza se manifiesta de forma muy heterogénea, con problemas específicos diversos en grado y que de modo general se traducen en una “imagen distorsionada y poco coordinada” (Ruiz, 1995, en Martínez 2006)

Cratty,(en Martínez, 2006) destaca los problemas de independización segmentaria a los que llama diferenciación motriz o capacidad para dirigir sus tensiones y energías de manera eficaz hacia un grupo de músculos que intervienen en la tarea y considera las mayores dificultades en las tareas perceptivomotrices que implican la vista con el movimiento, incluida la coordinación óculo-manual, óculo-corporal y óculo-pédica”.

En el terreno práctico, el gesto del niño torpe es todo lo contrario a un movimiento justo, económico, preciso y fluido, tanto en tareas de coordinación manual como global. Se pueden describir como niños que tropiezan con todo y con todos, se golpean frecuentemente, no son bien admitidos por sus compañeros de juegos y pueden llegar a desbaratar cualquier proyecto colectivo por su lentitud, falta de habilidad, pasividad o distracción (Ruiz, 1995 en Martínez, 2006).

Y por último se encuentra La Paratonía, el cual es un trastorno al que se le conoce también como “debilidad motriz”. Este se manifiesta por la dificultad de mover voluntariamente un músculo o un grupo de músculos.

El individuo no puede relajarse y al pretender hacerlo aumenta más su rigidez (Silva, [et al] 2009)

Este trastorno afecta los aspectos psíquico, motor, sensorial y afectivo del niño (Grupo Asesor Técnico Euroméxico, 2007).

Otras manifestaciones de la Paratonía son las sincinesias persistentes (son movimientos que se realizan de forma involuntaria, al contraerse un grupo de músculos, al realizar otro movimiento sobre el que centramos nuestra atención. Por ej., mientras el niño escribe saca la punta de la lengua. Tiene que ver con cierta inmadurez sobre el control del tono. Suele ser algo normal hasta los 10-12 años, edad en la que van desapareciendo. Por sí mismas no son un trastorno, sino que suelen formar parte de algún otro problema.), los tics (son actos involuntarios, repentinos y aparentemente absurdos), el tartamudeo y el corea (consiste en movimientos breves y aritméticos de las extremidades, tronco, cuello o cara)

(Grupo asesor técnico Euroméxico, 2007/ Silva, [et al], 2009).

El principal rasgo del niño paratónico es la pobreza de movimientos y cuando llega a haberlos, estos son discontinuos. La lentitud, la mala coordinación y la torpeza, ocupan un primer plano (Grupo asesor técnico Euroméxico, 2007)

Un niño paratónico, da la impresión de presentar dos dificultades a la vez: la de mover su cuerpo y la de frenar sus movimientos involuntarios como si el movimiento corporal no secundara su intención de desplazarse (Grupo Asesor Técnico Euroméxico, 2007).

Características Psicológicas presentes en niños/as con Alteraciones Motoras.

Los trastornos motores revisados y a los cuales nos referimos en la sección anterior, influyen de manera bastante importante en el desarrollo normal de un sujeto, dejando secuelas primeramente en el ámbito psicológico. Son sujetos que presentan problemas en los procesos psicológicos básicos tales como la percepción, la memoria y la atención sostenida, esto impidiendo poder interpretar las variaciones lingüísticas de otros, y además los estímulos (información) colapsan su sistema cognitivo, al poner atención en información irrelevante. La memoria, lo que repercute en un déficit para el procesamiento de la información (Tolchinsky, 2001).

A nivel afectivo podemos encontrar que para estos niños participar en juegos y deportes se puede convertir en una situación amenazante, ya que ofrecen un escenario apropiado en el que fallar un lanzamiento, no recibir un balón, llegar el último en una carrera o chocar con algún compañero u objeto, son incontables ocasiones para hacer el ridículo y para obtener la desaprobación pública. Si a la valoración negativa de las personas que son significativas para ellos le sumamos la inevitable comparación social con sus compañeros y la presión social, entenderemos el sentimiento de incompetencia y la ansiedad que pueden experimentar, haciéndoles vulnerables al aislamiento y al rechazo social. Es así como, los niños con una menor competencia motriz se sentirán menos aceptados socialmente lo que repercutirá en una más baja autovaloración. Su eficacia en la realización de tareas no es continua, sino impulsiva, momentánea, y dura poco tiempo. Responde de forma irreflexiva, impulsivamente, con escaso contenido y poca precisión. No planifica su trabajo, ni prevé mentalmente sus respuestas. Le es muy difícil mantener la atención durante largos períodos de tiempo, y ante varios estímulos, la fatiga mental surge rápidamente. (Gómez, 2006).

El valor que el niño le otorgue a sus capacidades o la confianza que tiene en ellas para ejecutar la tarea le conducirá a adoptar unas conductas que le faciliten su adaptación eficaz o inadaptación al medio. La autoestima de un estos niños es muy inferior a la de sus pares motrizmente competentes (Gómez , 2006) .

Características Lingüísticas de los niños/as con Alteraciones Motoras.

Los sujetos que presentan alteraciones motoras, tienen déficit a nivel lingüístico, principalmente por que las secuelas de dichas alteraciones les impiden desarrollar habilidades en esta área.

Las deficiencias a nivel cognitivo, impiden que tenga categorías gramaticales eficaces, afectando el lenguaje expresivo y comprensivo. Cuando el niño escucha o lee algún termino, debe ser capaz de activar automáticamente su sistema cognitivo para darle un significado a ese término; de manera de poder darle significado al conjunto de palabras que conforman la oración o frase recibida ser capaz de activar las redes semánticas relacionadas con esos términos Al tener esta incapacidad no podrá atender a ordenes de forma efectiva, no entenderá el propósito o intención comunicativa, su comunicación será con errores gramaticales, su lenguaje será pobre. (Tolchinsky, 2001).

Presenta dificultas en la adquisición de nuevas construcciones lingüísticas y nuevas funciones para construcciones ya existentes, ya que no pone atención, ni se interesa por nuevos términos utilizados por sujetos más competentes con los cuales conversa .(Tolchinsky, 2001)

Presentan déficit en el lenguaje a nivel fonológico, producen más tarde los diferentes fonemas, tienen más dificultad en llegar a producir consonantes, silabas dobles, inversas, etc; y lo hacen más tarde. A nivel morfosintáctico estos niños tienden a simplificar la extensión de su discurso, utilizan un léxico más restringido, su lentitud de habla supone que el campo de la comunicación se vea restringido y sus experiencias a nivel sensoriomotriz y descubrimiento del espacio son las más limitadas y también pueden limitar la cantidad de conocimientos lingüísticos (Martínez del Álamo, 2006).

El nivel semántico del lenguaje también se ve afectado ya que las funciones de comunicación están alteradas, tienen un número de informaciones bajo. Sus posibilidades de utilizar cantidad de recursos léxico, están reducidas por sus limitaciones físicas y de tiempo. Si el problema físico es importante, dificulta que haya un intercambio verbal complejo a nivel abstracto y lingüístico. Por otra parte y refiriéndose al lenguaje escrito, resulta predecible que en muchos casos la dificultad motriz llega a dificultar seriamente el aprendizaje de la lectura y la escritura (Martínez del Álamo, 2006).

El metalenguaje, no se verá afectado ya que no presentaría problemas en darse cuenta del conocimiento que posee sobre su propio lenguaje (Tolchinsky, 2001).


Características del Aprendizaje Escolar en niños/as con Alteraciones Motoras.

De acuerdo a las características antes mencionadas es bastante predecible que los sujetos que padecen de Alteraciones Motoras presentan ineludiblemente alteraciones a nivel de su aprendizaje escolar. Se debe considerar que presentan desinterés y rechazo por los aprendizajes (Grupo asesor técnico Euroméxico, 2007).

Presentan problemas con la atención, la percepción, la memoria, la resolución de problemas y el pensar con lógica. Son más lentos en aprender cómo aprender, y lo encuentran más difícil aplicar lo que aprenden a situaciones o problemas nuevos. Algunos expertos en el tema señalan que los niños con retraso motor tienen diferente déficit cualitativo de cognición o memoria, al contrario de otros que sostienen que este déficit atraviesan los mismos pasos de desarrollo que aquellos que no lo poseen, aunque a un paso más lento, y alcanzan niveles más bajos de funcionamiento global. (García, 2006)

La falta de control sobre los objetos, los acontecimientos y las personas del entorno que sufre el niño puede representar, además de menores oportunidades para el aprendizaje, un aprendizaje activo de falta de sincronía entre sus respuestas y las consecuencias sobre el ambiente. Este aprendizaje activo puede comportar una serie de distorsiones motivacionales, cognitivas y emocionales en la línea de los déficits que algunos autores atribuyen al fenómeno de la indefensión aprendida o a la falta de expectativas de autoeficacia. El fracaso a la hora de conseguir resultados consistentes sobre el entorno provoca frustración y limita la motivación para emprender y perseverar en el esfuerzo personal que requiere cualquier actividad. Si al fracaso se une la sobreprotección por parte de los demás, el fallo motivacional puede agravarse. Cabe destacar que, demás, la falta de percepción de eficacia puede afectar tanto al niño como a las personas que le rodean, las cuales pueden haber aprendido que sus esfuerzos son inútiles para conseguir una interacción apropiada con el niño con afectaciones motoras. Por último es importante destacar que si el niño se enfrenta con frecuencia a situaciones que no puede resolver, puede quedar afectada su disposición para el aprendizaje de estrategias cognitivas (Martínez del Álamo, 2006).